sábado, 8 de septiembre de 2012

...Y NO LO ES.





"Además los indignados incorporan una idea que históricamente se ha demostrado, no falsa, sino imposible, que es la democracia directa. (…) Para mí indeseable, peligrosísima."  (Raffaele SIMONE, que, para teorizar sobre la democracia, sorprendentemente  parece ignorar que la democracia directa, no solo no es imposible, sino que era la única que había en su origen)

Llegamos así de nuevo a 462 a. n. e., cuando, como hemos visto, un Cimón que simpatizaba con Esparta hasta el punto de haber llamado a uno de sus propios hijos Lacedemonio, (por Lacedemonia, región de Grecia cuya principal polis era Esparta), y que había sido nombrado por los espartanos próxenos, o cónsul honorario de Esparta en Atenas, consiguió que se le concedieran 4000 soldados a su mando para ayudar a la rival Esparta a sofocar la rebelión de sus esclavos.

Seguramente no contaba Cimón con que Esparta rechazaría su ayuda y los expulsaría, como así ocurrió. El descrédito resultante ayudó a Efialtes y Pericles a conseguir que Cimón fuera desterrado por diez años, haciendo así que el partido aristocrático perdiese la hegemonía en favor de aquel al que ambos representaban. El asesinato de Efialtes, ocurrido ese mismo año, dejó a Pericles como líder solitario.

Siguiendo en parte el ejemplo de Cimón, Pericles utilizó la inmensa fortuna recaudada, en forma de impuestos pagados por los miembros de la Liga de Delos, para dar a Atenas una gloria que no se ha repetido. Realizó grandes obras públicas, entre las que sobresale la construcción de la Acrópolis. Así mismo, impulsó y protegió a las artes y a las letras: Fidias, Policleto, Mirón, Esquilo, Sófocles, Aristófanes, Eurípides, Demócrito, Anaxágoras, Heródoto, Tucídides, Hipódamo, Lisias…Grandes nombres de escultura, filosofía, arquitectura, retórica,literatura, todos concentrados en este período.

Pero por encima de todo ello, Pericles mejoró la calidad de vida de los atenienses, perfeccionando ese sistema que heredó de Dracón, Solón, Pisístrato, Clístenes y Efialtes. Ése que hacía llegar a los habitantes del municipio (δῆμος, demos) la posibilidad real de intervenir en el poder  (κρατεία, krateía), y por el cual el partido que él lideraba, enfrentado al aristocrático, se llamaba democrático. La Democracia.

Los ciudadanos atenienses se reunían 40 veces al año en una colina llamada la Pnyx. Esta asamblea, la Ekklesia creada por Solón, votaba las leyes y decretos que se le proponían. Los ciudadanos recibían un sueldo por asistir, lo que evitaba que sus ocupaciones les apartasen de la toma de decisiones, y que las personas más pobres quedasen al margen de ella. Además, una norma fundamental del sistema era esa isonomía de la que ya hemos hablado, por la que todos los votos valían lo mismo.

En dicha asamblea, eran los mismos ciudadanos, que constituían el ejército de la polis, quienes con sus votos decidían si Atenas iría o no a la guerra, poniendo así sus vidas en peligro. No había nadie que tomase tan importante decisión por ellos. Como tampoco en la elección de los magistrados, a los que los ciudadanos elegían personalmente. Ni siquiera el Areópago, ese órgano consultivo que había sido antes la instancia desde la que los aristócratas ejercían el mando, quedó al margen de la democratización, pues se hallaba en este momento formado por antiguos magistrados, que para haberlo sido requerían haber sido elegidos por el pueblo directamente, sin intermediarios.

Desgraciadamente, ni siquiera la democracia pone a las personas que viven bajo ella a salvo de errores y tentaciones, y así, el propio Pericles sucumbió en más de una ocasión a la tentación de derrochar cantidades tomadas del fabuloso tesoro de la Liga de Delos. Ahora bien, los magistrados podían ser depuestos y llevados a juicio, y los juicios atenienses podían terminar en destierro o pena de muerte. Y además, los cargos eran elegidos anualmente, con lo que hasta el peor de los magistrados debía ser soportado  solo durante doce meses antes de ser sustituido.

El escritor romano Valerio Máximo nos cuenta una supuesta conversación entre un Pericles preocupado por una suma de dinero que había gastado, tan abundante como difícil de justificar, y su sobrino Alcibíades, que le aconsejaría que si no quería rendir cuentas, buscase un medio de no tener que hacerlo. Sería pues, supuestamente,siguiendo ese consejo como decidiría Pericles comenzar una guerra contra los vecinos espartanos, en cuyo transcurso enfermó y murió. Se trataba de la famosa Guerra del Peloponeso, (431-404 a.n.e.), de la que saldría vencedora Esparta, y que supondría el comienzo del fin de la democracia ateniense, pues Esparta, pese a ser clemente con la vencida, instauró  un gobierno oligárquico formado por treinta tiranos. Y aunque un año más tarde un general del partido demócrata llamado Trasibulo, dirigió un frente de resistencia y devolvió la democracia a Atenas, la semilla de la destrucción ya estaba plantada. Se irían sucediendo guerras entre unas poleis y otras, hasta que en 338 a.n.e. la victoria de Macedonia en la batalla de Queronea impuso su supremacía sobre el resto de Grecia y quitó sentido a unas poleis que dejaban de ser independientes. Después de 200 años de dominación macedonia, Atenas se convertiría en otra posesión del creciente Imperio Romano…

El 15 de Marzo del pasado año 2011 comenzó una movilización pacífica de ciudadanos por la vía de la asistencia a manifestaciones en toda España, convocadas por una plataforma que se hace llamar Democracia Real Ya. Dichas manifestaciones dieron lugar al movimiento que se conoce, gracias a la fecha elegida como 15M, o, más coloquialmente, como Los Indignados.

El nombre de la plataforma convocante lo dice todo. Cada día es mayor el número de personas que abre los ojos y comienza a ver con claridad que el sistema en el que vivimos no puede llamarse democracia real, sino solo, y como mucho, formal. Uno de los gritos característicos del colectivo de Indignados, que se ha oído muchas veces, y lamentablemente se seguirá oyendo mucho aún, dice “Lo llaman democracia, y no lo es”. De ahí el título que he puesto a este tríptico.

Apenas dos meses después de ese 15M fundacional, se celebraron en España unas elecciones regionales y autonómicas, y seis meses después de éstas, unas elecciones generales. Evidentemente, no había dado tiempo a que lo que estaba pasando fuera lo suficientemente grande como para conseguir el importante cambio que se está pidiendo. En ambas convocatorias, los resultados volvieron a dar el poder a los partidos que son, en lo político, los principales responsables de este statu quo que se quiere cambiar. Los efectos los estamos viviendo en carne propia todos.

Los gritos que siguen alertando de que España no vive en democracia real siguen oyéndose. Pero el sistema ha empleado demasiado tiempo y demasiados recursos como para no tener respuesta, y gente común como nosotros, aparentemente sin prebendas que pudieran verse amenazadas por un hipotético cambio, dice en discusiones, escribe en charlas, que los Indignados se equivocan. Que Españaes una democracia, y que el que a los Indignados no les guste lo que pasa, no es motivo para ponerlo en cuestión.

Si uno se dirige a Wikipedia,  la que parece ser la Enciclopedia Larousse (o la Espasa, o la Salvat, o la que cada uno tuviera en casa antes del boom de Internet), de nuestro tiempo, a buscar la palabra Democracia, encuentra allí palabras bastante inquietantes, al menos en mi opinión. Dice: De todas formas, el significado del término ha cambiado con el tiempo, y la definición moderna ha evolucionado mucho. (…). Hoy en día, las democracias existentes son bastante distintas al sistema de gobierno ateniense del que heredan su nombre.”

Fue entonces cuando pensé: ¿Por qué no objetar ante lo obvio? ¿Por qué no decir que llamamos por un hermoso y tranquilizador nombre, digno de confianza, a una realidad que “ha evolucionado mucho” y ahora es “bastante distinta” de como era cuando efectivamente merecía esa confianza?
 
Entonces decidí que no era demasiado tarde para contar qué era realmente en su origen la Democracia. Eso que hemos ido perdiendo con la ayuda de los “cambios” y las “evoluciones”. Es mi manera de poner otro granito de arena en la montaña de los que opinan, opinamos, que esto tiene que cambiar. Que si nominalmente, el poder es del pueblo, no debe estar en manos de quienes no le representan, como es el caso. Que nuestra sociedad es mayor de edad y que quien, por cualesquiera razones, cree que no puede gobernarse a sí misma, que es peligroso, y que debe dar el poder a otros para que la gobierne, es como esa madre  que prefiere educar a su hijo en la dependencia y en la inseguridad, en lugar de enseñarle a volar solo, por miedo a que le abandone. No hace lo mejor para su hijo, sino para sí misma , y lo sabe.

Con perdón por el retraso en rematar la trilogía, sigo esperando que no sea demasiado tarde.

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