sábado, 15 de agosto de 2009

Del Sueño Americano a París


Voy a inaugurar mis entradas con un comentario muy personal sobre lo que me pareció una película que vimos Paul y yo recientemente: Revolutionary Road.

Creo que, a grandes rasgos, podríamos dividir el cine en: las películas que nos hacen soñar en cómo querríamos que fueran nuestras vidas y las películas que nos hacen pensar en cómo no queremos que sean. Tal vez me pase un poco con esta simplificación, pero trataré de explicarme. Hay un tipo de cine, muy asociado con Hollywood, que nos hace pensar en cómo nos gustaría que fuera nuestra vida: grandes romances, historias en las que se cumplen sueños, superación personal, o por lo menos, son películas que nos permiten evadirnos de nuestro día a día: comedias, pelis de acción, etc. Y por otro lado, tenemos otro tipo de cine, el que nos hace pensar, el que muchas veces constituye por sí mismo una crítica social, una crítica política, etc y que no tiene por qué hacer una película "bonita" ya que su fin ni es estético, ni de entretenimiento.

Os pondré dos ejemplos: creo que en el primer grupo podríamos poner Titanic, una superproducción, una gran historia de amor. Tal vez algunos pensaréis que acaba fatal y que a nadie le gustaría que un iceberg chocara contra su crucero y su pareja, a la que acaba de conocer pero a la que ya ama por encima de todo, muriera; pero pensad: ¿no es maravilloso, por lo menos para las mentes soñadoras, ver una historia de amor que puede con todo, incluso con la propia muerte, tal y como dice la canción de Céline Dion: "Every night in my dreams, I hear you, I feel you, that is how I know you go on"? Dejando de lado que esa película no os gustara, supongo que todo el mundo estará de acuerdo en que la película se hizo para gustar, para que los corazoncitos de los espectadores latieran con fuerza y que al salir de los cines, aunque con los ojos llorosos, dijeran: "ay...¡qué bonita!".

Once años después de Titanic, los mismos protagonistas, Leonardo Dicaprio y Kate Winslet, vuelven a protagonizar otra película: Revolutionary Road, pero la sorpresa es que no la podríamos encajar dentro del primer grupo, todo lo contrario, constituye un magnífico ejemplo del segundo.

Revolutionary Road es una película acerca de sueños rotos...digamos que no sales del cine pensando que te gustaría haber vivido algo así. Es una película dura, directa y con pocos algodones de azúcar.

La historia de Revolutionary Road empieza con una Kathy Bates (sí, también aparece en Titanic) como agente inmobiliaria que enseña a una joven pareja (Leo y Kate) una casa maravillosa en una calle llamada Revolutionary Road, la casa es perfecta, en un lugar perfecto, lo que merece un matrimonio perfecto, todo perfecto por lo menos en apariencias. Y es que en esta historia, al igual que en American Beauty, las cosas no son lo que parecen a simple vista.

Para empezar, tardaremos poco en saber que el marido, Frank, tiene un lío con una de las secretarias de la oficina en la que trabaja y también sabremos que no es la primera vez. La vida de Frank parece necesitar de esas cosas, ya que su trabajo no le llena en absoluto y parece que en su vida apenas hay emoción y ve a su esposa más como a una madre que como a una compañera. De hecho, su mujer, también tendrá una aventura con uno de los vecinos y amigos de la pareja y veremos con claridad que está muy descontenta con su vida.

En un determinado momento de la película, el personaje interpretado por Kate Winslet, April, al parecer más consciente que su marido de lo grises que se están volviendo sus vidas, le propone a su esposo un acto desesperado: dejarlo todo e irse a vivir a París. El plan es el siguiente: él podrá dejar de trabajar para pensar en qué es realmente lo que quiere hacer y ella trabajará como secretaria en alguno de los organismos o empresas americanas de la capital francesa. En un primer momento, pese a lo radical del plan (entre otras cosas, tienen hijos pequeños), ella lo convence a él y durante un tiempo, vuelve la ilusión a sus vidas. Pero surgen dos problemas: a él le proponen un ascenso en el trabajo y ella se queda embarazada. No sigo, porque no quiero destriparos totalmente la película, si no la habéis visto, pero a mi modo de ver, no es una buena solución buscar respuestas externas a este tipo de problemas: ¿acaso no podrían ser desgraciadas sus vidas en París o es que en París todo es de color de rosa?

Creo que la película es todo un ejemplo de buen cine, de esas historias que podrían ser una excelente obra de teatro (si es que no lo era ya es sus orígenes). La actuación de ella le valió un Óscar, pero lo cierto es que ambos están muy bien. Al igual que lo está el hijo de Kathy Bates, supuestamente un loco que necesita electroshocks (no olvidemos que la película está situada en 1955), aunque seguramente el único problema que tiene es ver las cosas con demasiada claridad y ser incapaz de callárselas o de mirar hacia otro lado.

Lo mejor de todo creo que es la construcción de los personajes. Tal vez tras un análisis superficial de la acción, pueda parecer que la mujer está peor que él, pero discrepo: ella por lo menos es capaz de alarmarse, de ver lo que está pasando a su alrededor, aunque lamentablemente no encuentre un modo de cambiarlo sola. Podríamos establecer con los distintos personajes de la película, un ránking entre los que están más o menos dispuestos a reconocer lo insulsas que son sus vidas: a un extremo de esa lista deberíamos colocar al personaje de Kathy Bates, sólo preocupada en proyectar sus deseos en jóvenes parejas y justo al otro lado, tendríamos a su propio hijo que sólo aprueba actuaciones fruto de reflexiones 100% libres de consideraciones externas y que no tolera el ceder ante nada ni ante nadie. En medio de esos dos personajes, tan extremos, tendríamos: la esposa, la más cercana al "loco", a Leo, con una clara tendencia a no plantearse los problemas, sólo tratando de mirar hacia otro lado, y a la pareja de vecinos, con una esposa claramente vulnerable ante la idea de tener que cambiar o replantearse algo pero que se sabe profundamente insatisfecha. Pero toda esta retahíla de excepcionalmente bien dibujados personajes tiene algo en común: su infelicidad y su incapacidad para cambiarla. Podríamos decir que el más "sano" de todos es el loco, pero tampoco lo es totalmente ya que no tolera la frustración y no sabe qué hacer con su vida (lo vemos criticar a los demás, pero apenas habla de sí mismo).

En fin, una película que, como os he anunciado al principio, hace pensar. Así que si estáis preparados, no os la perdáis y si no lo estáis, miradla igualmente porque está bien que, de vez en cuando, se nos remueva algo por dentro.

3 comentarios:

  1. Estimada holly, no he la película pero he seguido la carrera de Mendes desde sus inicios y la verdad es que es un director de los que quedan pocos por pulso y sapiencia a la hora de dirigir actores.
    No es extraño el toque europeo que defines teniendo en cuenta que es inglés(al igual que su esposa) y tiene una formación eminentemente teatral. A mí de toda su filmografía me gusta Camino a la Perdición, porque siendo una peli de gansters tiene un toque personal y unas actuaciones que la hacen muy atractiva. Y encima aparece Eddie Felson¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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  2. Estimada holly, el buen amigo Mendes es experto en sacarle los colores alos yanquis, ha demostrado que puede hacer disecciones moprdaces de la sociedad del sueño (american beauty), pelis de género con toque personal(camino a la perdición)y reinvenciones de cine bélico( jarhead, además tiene el famoso temple de los británicos y una capacidad para dirigir actores ilimitada. Me quedo con Camino a la Perdición, sale Eddie Felson, James Bond y Forest Gump¡¡¡¡¡

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  3. Querido Juan,
    ¡Qué ilusión verte por nuestro humilde morada! Sabes un montón de cine y es todo un honor que comentes una entrada mía sobre una película. Yo soy un poco desastre con el cine porque voy picoteanso pero no me lo tomo muy en serio, pero desde hace unos años estoy intentando fijarme más en los directores y seguirlos un poco porque durante mucho tiempo sólo me fijaba en si salía tal actor o tal otro y en la temática de la película.
    Vi Revolutionary road por el tema,aunque me daba pereza ver a Leonardo di Caprio, pero me van las pelis y los libros en los que hay un análisis profundo de la psicología de los personajes y ésta no me defraudó.
    Ahora que he leído tus comentarios, me he dado cuenta de que este director es el de American Beauty (me la recordó en algunas cosas, como digo en la entrada, pero no me había dado cuenta de que era de él). Voy a tener que fijarme más en los directores. ¡Y por ejemplo, Camino de perdición, también me encantó y no sabía que era de Sam Mendes! Nada, lo dicho: voy a fijarme más y creo que voy a decirle a Paul que nos veamos las pelis que todavía no hemos visto de Mendes.

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